LX.-Si es más conveniente defender en abstracto las doctrinas católicas contra el Liberalismo, o defenderlas por medio de una agrupación o partido que las personifique. Indice de "El liberalismo es pecado XLII.-Dase de paso una explicación muy clara y sencilla de un lema por muchos mal comprendido, de la "Revista Popular" .

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XLI Si es exageración no reconecer como partido perfectamente católico más que a un partido que sea radicalmente antiliberal.

 

"Nos convence lo que acabáis de decir (exclamará alguno de los nuestros, de los nuestros, sí, pero aprensivo y miedoso en demasía por todo lo que suene a política y a partido); mas ¿cuál ha de ser este partido a que se afilie el buen católico para defender, como decís, concreta y prácticamente su fe contra la opresión del Liberalismo? El espíritu de partido puede aquí alucinaros y hacer que, aun a pesar vuestro, os inflame mas el deseo de favorecer por medio de la Religión una determinada causa política, que no el de favorecer por medio de la política a la Religión".

Parécenos, amigo lector, que estampamos aquí la dificultad en toda su fuerza y tal como se la oye proponer por multitud de personas. Afortunadamente nos costará poquísimo desvanecerla, por más que en ella se encuentren como atascados y atarugados muchos de nuestros hermanos.

Afirmamos, pues, sin temor de que nadie pueda lógicamente contradecirnos, que, para combatir al Liberalismo, lo más procedente y lógico es trabajar en mancomunidad de miras y esfuerzos con el partido más radicalmente antiliberal.
-¡Hombre! ¡Eso es verdad de Pero Grullo!

-Pero es verdad. Y ¿quién tiene la culpa si a ciertas gentes hay que presentarles las más sólidas verdades de la filosofía en forma de vulgares perogrulladas? No, no es espíritu de partido, sino espíritu de verdad, afirmar que no puede eficazmente oponerse al Liberalismo más que un partido verdaderamente católico, y afirmar en seguida que no es partido radicalmente católico más que un partido radicalmente antiliberal.

Esto escuece naturalmente a ciertos paladares estragados por salsas mestizas, pero es incontestable. El Catolicismo y el Liberalismo son sistemas de doctrinas y de procedimientos esencialmente opuestos, como creemos haber demostrado en estos nuestros artículos; forzoso se hace, pues, reconocer, aunque cueste y amargue, que no se es íntegramente católico sino en cuanto se es íntegramente antiliberal. Estas ideas dan una ecuación rigurosamente matemática. los hombres y los partidos (salvo en ellos error de buena fe) en tanto son católicos por sus doctrinas, en cuanto no profesan idea alguna anticatólica, y es clarísimo que profesarán doctrina anticatólica siempre y cuando conscientes profesen en todo o en parte alguna doctrina liberal. Decir, pues: tal partido liberal o tal persona conscientemente liberal no son católicos, es fórmula tan exacta corno decir: tal casa blanca no es negra, o tal otra colorada no es azul. Es simplemente enunciar de un sujeto lo que lógicamente resulta de aplicar el principio de contradicción: Nequit idem simul esse et non esse: "No puede algo ser y juntamente dejar de ser". Venga, pues, acá el más pintado liberal y diganos si hay en el mundo teorema de matemáticas que concluya mejor que éste: No hay más partido perfectamente católico que un partido que sea radicalmente antiliberal.

No es, pues, partido católico, repetimos, ni aceptable en buena tesis para católicos, más que el que profese y sostenga y practique ideas resueltamente antiliberales. Cualquier otro, por respetable que sea, por conservador que se presente, por orden material que proporcione al país, por beneficios y ventajas que accidentalmente ofrezca a la misma Religión, no es partido católico desde el momento en que se presenta basado en principios liberales, u organizado con espíritu liberal, o dirigido a fines liberales. Y decimos así, refiriéndonos a lo que más arriba hemos indicado, esto es, que hay liberales que del Liberalismo aceptan los principios tan sólo, sin querer las aplicaciones; al paso que hay otros que aceptan las aplicaciones sin querer admitir (por lo menos descaradamente) los principios. Repetimos, pues, que un partido liberal no es católico, ya sea liberal en cuanto a sus principios, ya no lo sea en cuanto a sus aplicaciones, como lo blanco no es negro, como lo cuadrado no es circular, como el valle no es montaña, como la obscuridad no es luz.

El periodismo revolucionario, que ha traído al mundo para confusión de él una filosofía y una literatura cuyas especiales, ha inventado también Un modo de discurrir especialmente suyo. Que es, no discurrir como antiguamente se solía, sacando de principios consecuencias, sino discurrir como se usa en las plazuelas y en los corros de comadres, moverse por impresión, vociferar a diestro y a siniestro pomposas palabrotas (sesquipedalia verba), y aturdir y marear al entendimiento propio y al ajeno con desatado turbión de prosa volcánica, en vez de alumbrarle y dirigirle con la clara y serena lumbre de bien seguida argumentación. Es seguro, por lo mismo, que se escandalizará de que neguemos el dictado de católicos a tantos partidos representados en la vida publica por hombres que, vela en mano, concurren a nuestras procesiones; y representados en la prensa por tantos órganos que cantan endechas allá por Semana Santa al Mártir del Gólgota (estilo progresista puro) o villancicos en NocheBuena al Niño de Belén, y que se creen con esto sólo tan representantes de una política católica, como pudieran el gran Cisneros o nuestra ínclita primera Isabel. Y sin embargo... escandalícense o no, les diremos que tan católicos son ellos, como fueron estos luteranos o francmasones. Cada cosa es lo que es, y nada más. Todas las apariencias buenas no harán sea bueno lo que en su esencial naturaleza es malo. Y hable en católico y hágalo todo en apariencia como católico el liberal, liberal será y no católico Todo lo más será liberal vergonzante, que de los católicos anda remedando idioma, traje, forma y buen parecer.

 



LX.-Si es más conveniente defender en abstracto las doctrinas católicas contra el Liberalismo, o defenderlas por medio de una agrupación o partido que las personifique. Indice de "El liberalismo es pecado XLII.-Dase de paso una explicación muy clara y sencilla de un lema por muchos mal comprendido, de la "Revista Popular" .