XXX. Qué debe pensarse de las relaciones que mantiene el Papa con los Gobiernos y personajes liberales. Indice de "El liberalismo es pecado XXXII.-Causas permanentes del Liberalismo en la sociedad actual.

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XXXI.-De las pendientes por las que con más frecuencia viene a caer un católico en el Liberalismo .

 

Son varias las pendientes por las que cae frecuentemente el fiel cristiano en el error del Liberalismo, e importa sobremanera señalarlas aquí, así para comprender, en vista de ellas, la razón de la universalidad que ha alcanzado esta secta, como para provenir contra sus lazos y emboscadas a los incautos.

Muy frecuentemente se cae en la corrupción del corazón por extravío de la inteligencia, empero más frecuente es todavía caer en el error de la inteligencia por corrupción del corazón Esto muestra claro la historia de todas las herejías. En el principio de todas ellas se encuentra casi siempre lo mismo: o un pique de amor propio, o un agravio que se quiere vengar, o una mujer tras la cual pierde el heresiarca los sesos y el alma, o un bolsón de dinero por el que vende la conciencia Casi siempre dimana el error, no de profundos y trabajosos estudios, sino de aquellas tres cabezas de hidra que apunta San Juan y que llama: Concupiscentia carnis, concupiscentia oculorum, superbia vitae. Por ahí se va a todos los errores, por ahí se va al Liberalismo. Veamos esas pendientes en sus formas más usuales

1º Se hace el hombre liberal por deseo natural de independencia y ancha vida.

El Liberalismo ha de ser por necesidad simpático a la naturaleza depravada del hombre, tanto como el catolicismo ha de serlo por su propia esencia repulsiva. El Liberalismo es emancipación; el Catolicismo es enfrentamiento. El hombre caído ama, pues, por cierta muy natural tendencia suya, un sistema que legitima y canonice el orgullo de su razón, y el desenfreno de sus apetitos. De donde, así como se ha dicho por Tertuliano que el alma en sus nobles aspiraciones es naturalmente cristiana, puede igualmente decirse que el hombre, por vicio de su origen, nace naturalmente liberal. Es, pues, lógico que se declare tal en toda forma, así que empiece a comprender que por ahí le salen garantidos todos sus antojos y desenfrenos

2.ª Por el anhelo de medrar. El Liberalismo es hoy día la idea dominante. Reina en todas partes y singularmente en la esfera oficial. Es, pues, segura recomendación para hacer carrera. Sale el joven de su doméstico hogar, y al dar una ojeada a las distintas sendas por donde se va a la fortuna, al renombre o a la gloria, ve que en todas es condición precisa ser de su siglo, ser liberal. No serlo es crearse a sí propio la mayor de todas las dificultades. Heroísmo pues, se necesita para resistir al tentador, que, como Cristo en el desierto, le dice mostrándole halagüeño porvenir: Haec omnia tibi dabo si cadens adoraveris me: "Todo te lo daré si me prestas adoración" Y los héroes son pocos. Es, pues, natural que la mayor parte de la juventud empiece su carrera afiliándose al Liberalismo. Eso proporciona bombo en los periódicos, eso recomendación de poderosos patronos, eso fama de ilustrado y omnisciente. El pobre ultramontano necesita mérito cien veces mayor para darse a conocer y crearse un nombre. Y en la juventud se es poco escrupuloso por lo regular. Además, el Liberalismo es esencialmente favorable a la vida pública que tanto anhela la juventud. Tiene en perspectiva, diputaciones, comisiones, redacciones, etc., que constituyen el organismo de su máquina oficial. Es, pues, maravilla de Dios y de su gracia el que se encuentre un joven que deteste a tan insidioso corruptor.

3.º Por la codicia. La desamortización ha sido y sigue siendo la fuente principal de prosélitos para el Liberalismo. Se decretó este inicuo despojo tanto para privar a la Iglesia de estos recursos de humana influencia, cuanto para adquirir con ellos adeptos fervorosos a la causa liberal Así lo han confesado sus mismos corifeos cuando se les ha acusado de haber dado casi de balde a los amigos las pingües posesiones de la Iglesia. Y ¡ay del que una vez comió de esta fruta del cercado ajeno! Un campo, una heredad, unas cosas que fueran del convento o de la parroquia y están hay en poder de la familia tal o cual, encadenan para siempre esta familia al carro del Liberalismo. En la mayor parte de los casos no hay probable esperanza de que dejen de ser liberales ni aun los descendientes de ella. El demonio revolucionario ha sabido poner entre ellos y la verdad esa infranqueable barrera. Hemos visto poderosos casos de labradores de la montaña, católicos puros y fervorosos hasta el 35, desde entonces acá liberales decididos y contumaces. ¿Queréis saber la explicación? Ved aquellos regadíos o tierras de pan llevar o bosques que fueron del monasterio. Con ellos aquel Labrador ha redondeado sus fincas, con ellos ha vendido su alma y familia a la Revolución. Es moralmente imposible la conversión de tales injustos poseedores. En la dureza de su alma, parapetada tras de sus adquisiciones sacrílegas, se estrellan todos los argumentos de los amigos, todas las invectivas de los misioneros, todos los remordimientos de la conciencia. La desamortización ha hecho y está hacienda el liberalismo. Esta es la verdad.

Tales son las causas ordinarias de perversión liberal, y a ellas pueden reducirse todas las demás. Quien tenga mediana experiencia del mundo, y del corazón humano, apenas podrá señalar otras.

 



XXX. Qué debe pensarse de las relaciones que mantiene el Papa con los Gobiernos y personajes liberales. Indice de "El liberalismo es pecado XXXII.-Causas permanentes del Liberalismo en la sociedad actual.