XIV.-Si en vista de ésto es lícito o no al buen católico aceptar en buen sentido la palabra "Liberalismo", y asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal. Indice de "El liberalismo es pecado XVI.-¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XV Una observación sencillísima que acabará de poner en su verdadero punto de vista la cuestión.

 

Mil veces me he hecho una reflexión que no sé cómo no les ha ocurrido cada día a los liberales de buena fe, si alguno hay que merezca aún esta caritativa atenuación de su feo apellido. Es la siguiente:

Tiene hoy todavía el mundo católico en justo y merecido concepto de impiedad el calificativo de librepensador, apIicado a cualquier persona, periódico o institución. Academia librepensadora, sociedad de librepensadores, periódico escrito con criterio librepensador, son todavía frases horripilantes y que les ponen los pelos en punta a la mayor parte de nuestros hermanos, aun a los que afectan más desvío por la feroz intransigencia ultramontana. Y sin embargo, véase lo que son las cosas y cuán necia importancia se da por lo común a meras palabras. Persona, asociación, libro o Gobierno a los que no preside en materias de fe y moral el criterio único y exclusivo de la Iglesia católica, son liberales. Y se reconoce que lo son, y se honran ellos con serlo, y nadie se escandaliza con eso más que nosotros, los fieros intransigentes. Cambiad, empero, la palabra; llamadlos librepensadores. Al punto le rechazan el epíteto como una calumnia, y gracias si no os piden satisfacción por el insulto. ¿Pero qué, amigos míos, curtam varie? ¿No habéis rechazado de vuestra conciencia, de vuestro gobierno o de vuestro periódico o academia el veto absoluto de la Iglesia? ¿No habéis erigido un criterio fundamental de vuestras ideas , resoluciones la razón libre?

Pues, decís bien: sois liberales, y nadie os puede regatear este dictado. Pero, sabedlo: sois con eso librepensadores, aunque os sonroje tal denominación. Todo liberal, de cualquier grado o matiz que sea, es, ipso facto, librepensador. Y todo librepensador, por odiosa que sea y aun ofensiva a las conveniencias sociales esta denominación, no pasa de ser un lógico liberal. Es doctrina precisa y exacta, como de matemáticas, y no tiene vuelta de hoja, corno se suele decir.

Aplicaciones prácticas. Sois católicos más o menos condescendiente o resabiado, y pertenecéis, por malos de vuestros pecados, a un Ateneo liberal. Recogeos un momento, y preguntaos: ¿Seguiría perteneciendo yo a ese Ateneo si mañana se declarase pública y paladinamente Ateneo librepensador? ¿Qué os dicen la conciencia y la vergüenza? Que no. Pues mandad que os borren de las listas de ese Ateneo, porque no podéis como católico, pertenecer a él.

Tenéis un periódico y lo leéis y dais a leer a los vuestros sin escrúpulo, a pesar de que se llama y discurre como liberal. ¿Seguiríais suscrito a el si de repente apareciese en su primera página el titulo de periódico librepensador? Paréceme que de ninguna manera. Pues cerradle desde luego las puertas de vuestra caso; el tal liberal, manso o fiero, años ha que era ni más ni menos que librepensador.

¡Ah! ¡De cuántas preocupaciones nos corregiríamos con sólo fijar un poco la atención en el significado de las palabras! Toda asociación científica, literaria o filantrópica, liberalmente constituida, es asociación librepensadora Todo Gobierno, liberalmente organizado, es Gobierno librepensador. Todo libro o periódico, liberalmente escrito, es periódico o libro de librepensadores. Hacer asco a la palabra y no hacerlo a la realidad por ella representada es manifiesta obcecación. Piénselo bien aquellos de nuestros hermanos que, sin escrúpulo alguno de su o endurecida o demasiado blanda o acomodaticia conciencia, forman parte de Círculos, Certámenes, Redacciones, Gobiernos u otra clase cualquiera de instituciones erigidas con entera independencia del magisterio de la fe. Tales instituciones son liberales y son por lo mismo librepensadoras. Y a una agrupación librepensadora no puede pertenecer católico alguno, sin dejar de serlo por el mero hecho de aceptar como suyo el criterio librepensador de la agrupación consabida. Luego tampoco puede pertenecer a una agrupación liberal.

¡Cuántos católicos, no obstante, sirven muy buenamente al diablo con obras de este jaez! iSe van convenciendo ahora de cuán perversa cosa es el Liberalismo, ¿de cuán merecido es el horror con que debe mirar un buen católico las cosas liberales, y de cuán justificada es y natural nuestra feroz intolerancia ultramontana?.

 



XIV.-Si en vista de ésto es lícito o no al buen católico aceptar en buen sentido la palabra "Liberalismo", y asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal. Indice de "El liberalismo es pecado XVI.-¿Cabe hoy en lo del Liberalismo error de buena fe?