XII.-De algo que pareciendo Liberalismo no lo es y de algo que lo es aunque no lo parezca. Indice de "El liberalismo es pecado XIV.-Si en vista de ésto es lícito o no al buen católico aceptar en buen sentido la palabra "Liberalismo", y asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal.

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XIII Notas y comentarios a la doctrina expuesta en el capítulo anterior

 

Hemos dicho que no son ex se liberales las formas democráticas o populares, puras o mixtas, y creemos haberlo suficientemente probado. Sin embargo, esto que especulativamente hablando, o sea en abstracto, es verdad; no lo es tanto en praxis, o sea en el orden de los hechos, al que principalmente debe andar siempre atento el propagandista católico.

En efecto; a pasar de que, consideradas en sí mismas, no son liberales tales formas de gobierno; lo son en nuestro siglo, dada que la Revolución moderna, que no es otra cosa que el Liberalismo en acción, no nos las presenta más que basadas en sus erróneas doctrinas. Así que muy cuerdamente el vulgo, que entiende poco de distingos, califica de Liberalismo todo lo que en nuestros días se le presenta como reforma democrática en el gobierno de las naciones; porque, aun cuando por la natural esencia de las ideas no lo sea, de hecho lo es. Y por tanto discurrían con singular tino y acierto nuestros padres cuando rechazaban como contraria a su fe la forma constitucional o representativa, prefiriendo la monarquía pura que en los últimos siglos era el gobierno de España. Porque cierto natural instinto decía, aun a los menos avisados, que las nuevas formas políticas, en sí inofensivas como tales formas, venían impregnadas del principio herético liberal, por lo que hacían muy bien en llamarlas liberales; de igual suerte que la monarquía pura, que de sí podía ser muy impía y aun herética, se les presentaba como forma esencialmente católica, pues desde muchos siglos atrás venían recibiéndola los pueblos informada con el espíritu del Catolicismo.

Erraban, pues, ideológicamente hablando, nuestros realistas, que identificaban la Religión con el antiguo régimen político, y reputaban impíos a los constitucionales; pero acertaban. prácticamente hablando, porque en lo que se les quería presentar como mera forma política indiferente, veían ellos, con el claro instinto de la fe, envuelta la idea liberal. Esto sin contar con que los corifeos y sectarios del bando liberal hicieron todo lo posible, con blasfemias y atentados, para que no desconociese El verdadero pueblo cuál era en: el fondo la significación de su odiosa bandera.

Tampoco es rigurosamente exacto que las formas políticas sean indiferentes a la Religión, aunque ésta las acepte todas. El sano filósofo las estudia y analiza, y sin condenar alguna, no deja de manifestar preferencia por las que más a salvo dejan el principio de autoridad, que está basado principalmente en la unidad Con lo cual dicho se está que la forma más perfecta de todas es la monarquía, que es la que más se asemeja al gobierno de Dios y de la Iglesia. Así como la más imperfecta es la república por la inversa razón. La monarquía exige la virtud de un hombre solo, y la república exige la virtud de la mayoría de los ciudadanos. Es, pues, lógicamente hablando, más irrealizable el ideal republicano que el ideal monárquico. Este es más humano que aquél, porque exige menos perfección humana y se acomoda mas a la rudeza y vicios de la generalidad.

Mas para el católico de nuestro siglo la mayor de todas las razones para prevenirle en contra de los gobiernos de forma popular, debe ser el afán constante con que en todas partes ha procurado implantarlos la Masonería. Por intuición maravillosa ha conocido el infierno que éstos eran los sistemas mejor conductores de su electricidad, y que ningunos podrán servirla más a su gusto. Es, pues indudable que un católico debe mirar como sospechoso todo lo que en este concepto le predica como más acomodado a sus miras la Revolución; y que, por tanto, todo lo que la Revolución acaricia y pregona con el nombre de Liberalismo, hará bien en mirarlo el como tal Liberalismo, aunque sólo de formas se trate; pues tales formas no son en este caso más que el envase o envoltura con que se quiere que admita en casa el contrabando de Satanás.

 



XII.-De algo que pareciendo Liberalismo no lo es y de algo que lo es aunque no lo parezca. Indice de "El liberalismo es pecado XIV.-Si en vista de ésto es lícito o no al buen católico aceptar en buen sentido la palabra "Liberalismo", y asimismo en buen sentido gloriarse de ser liberal.