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X El Liberalismo de todo matiz y carácter, ¿ha sido formalmente condenado por la Iglesia?.
Sí; el Liberalismo en todos sus grados y
aspectos ha sido formalmente condenado. Así que, además de las
razones de malicia intrínseca que le hacen malo y criminal,
tiene para todo fiel católico la suprema y definitiva
declaración de la Iglesia, que como a tal le ha juzgado y
anatematizado. No podía permitirse que error de tal
trascendencia dejase de ser incluido en el catálogo de los
oficialmente te reprobados, y lo ha sido en distintas ocasiones.
Ya al aparecer en Francia, en su primera Revolución, la famosa
Declaración de los derechos del hombre, en que estaban
contenidos en germen todos los desatinos del moderno liberalismo
fue condenada esta Declaración por Pío VI.
Más tarde, ampliada esta doctrina funesta, y aceptada por casi
todos los Gobiernos de Europa, aun por los propios soberanos, que
es una de las más horribles ceguedades que ofrece la historia de
las monarquías, tomó en España el nombre con que en todas
partes se le conoce hoy de Liberalismo.
Diéronsele las terribles contiendas entre realistas y
constitucionales, que mutuamente se designaron desde luego con
los apodos de serviles y liberales. De España se extendió a
toda Europa esta denominación. Pues bien; en lo más recio de la
lucha con ocasión de los primeros errores de Lamennais, publicó
Gregorio XVI su Encíclica Mirari vos, condenación explícita
del Liberalismo, cual en aquella ocasión se entendía y
predicaba y practicaba por los Gobiernos constitucionales.
Mas, avanzando los tiempos y creciendo con ellos la avasalladora
corriente de estas ideas funestas, y hasta tomando bajo el
influjo de extraviados talentos la máscara de Catolicismo.
Deparó Dios a su Iglesia el Pontífice Pío IX, el cual con toda
razón pasará a la historia con el dictado de azote del
Liberalismo. El error Liberal en todas sus fases y matices ha
sido desenmascarado por este Papa. Para que más autoridad
tuviesen sus palabras en este asunto, dispuso la Providencia que
saliese la repetida condenación del Liberalismo de labios de un
Pontífice, al cual desde el principio se empeñaron en presentar
como suyo los liberales. Después de él no le queda ya a este
error subterfugio alguno a que acogerse. Los repetidos Breves y
Alocuciones de Pío IX le han mostrado al pueblo cristiano tal
cual es, y el Syllabus acabó de poner a su condenación el
último sello. Veamos el contenido principal de algunos de estos
documentos pontificios. Sólo unos pocos citaremos entre
muchísimos que se podrían citar.
En 18 de Junio de 1871 al contestar Pío IX a una Comisión de
católicos franceses, les habló así: el ateísmo en las leyes,
la indiferencia en materia de Religión y esas máximas
perniciosas llamadas católico-liberales, éstas, sí, éstas son
verdaderamente la causa de la ruina de los Estados, éstas lo han
sido de la perdición de la Francia. Creedme el daño que os
anuncio es más terrible que la Revolución, y más aún que la
Commune. Siempre he condenado el Liberalismo católico, y
volveré cuarenta veces a condenarlo, si es menester".
En el Breve de 6 de Marzo de 1873 al Presidente y socios del
Circulo de San Ambrosio de Milán, se expresa de esta suerte:
"No faltan algunos que intentan poner alianza entre la luz y
las tinieblas, y mancomunidad entre la justicia y la iniquidad a
favor de las doctrinas llamadas católico-liberales, que basadas
en perniciosísimos principios, muéstranse halagüeñas para con
las invasiones de la potestad secular en los negocios
espirituales, e inclinan los mismos a estimar, o tolerar al
menos, leyes inicuas, como si no estuviese escrito que nadie
puede servir a dos señores. Los que tal hacen, de todo punto son
más peligrosos y funestos que los enemigos declarados, no sólo
en razón a que, sin que se les note y quizá también sin
advertirlo ellos mismos, secundan las tentativas de los malos,
sino también porque, encerrándose dentro de ciertos limites, se
muestran con apariencias de probidad y sana doctrina para
alucinar a los imprudentes amadores de conciliación, y seducir a
las gentes honradas que habrían combatido el error
manifiesto".
En el Breve de 8 de Mayo de igual año a la Confederación de los
Círculos católicos de Bélgica, dice: "Lo que sobre todo
alabamos en esa vuestra religiosísima empresa, es la absoluta
aversión que, según noticias, profesáis a los principios
católico-liberales y vuestro denodado intento de desarraigarlos
de los mismos. Verdaderamente, al emplearos en combatir ese
insidioso error, tanto más peligroso que una enemistad
declarada, cuanto más se encubre bajo el especioso velo del celo
y caridad, y en procurar con ahínco apartar de él a las gentes
sencillas extirparéis una funesta raíz de discordias, y
contribuiréis eficazmente a unir y fortalecer los ánimos.
Seguramente vosotros, que con tan plena sumisión acatáis todos
los documentos de esta Sede Apostólica, cuyas reiteradas
reprobaciones de los principios liberales os son conocidas, no
habéis menester estas advertencias " .
En el Breve a La Croix, periódico de Bruselas, en 21 de Mayo de
1874, dice lo siguiente: "No podemos menos de elogiar el
intento expresado en vuestra carta, y la cual hemos sabido que
satisface plenamente vuestro periódico, de publicar, divulgar,
comentar e inculcar en los ánimos todo cuanto esta Santa Sede
tiene enseñado contra las perversas o cuando menos falsas
doctrinas profesadas en tantas partes, y señaladamente contra el
Liberalismo católico, empeñado en conciliar la luz con las
tinieblas y la verdad con el error.
En 9 de Junio de 1873 escribía al Presidente y Consejo de la
Asociación Católica de Orleáns, y sin nombrarlo retrataba el
Liberalismo pietista y moderado en los siguientes términos:
"Aunque vuestra lucha haya de trabarse en rigor contra la
impiedad, quizá por este lado no nos amenaza riesgo tan grande
como por el de ese grupo de amigos imbuidos en aquella doctrina
ambigua, que mientras rehuye las ultimas consecuencias de los
errores, retiene obstinadamente sus gérmenes, y no queriendo ni
abrazarse con la verdad íntegra, ni atreviéndose a desecharla
por entero, afánase en interpretar las tradiciones y doctrinas
de la Iglesia, ajustándolas al molde de sus privadas
opiniones"
Mas para no hacernos interminables y cansados nos contentaremos
en aducir las frases de otro Breve, el más expresivo de todos, y
que por tal no lo podemos en conciencia omitir Es el dirigido al
obispo de Quimper, en 28 de Julio de 1873. En él se dice lo
siguiente, refiriéndose el Papa a la Asamblea general de las
Asociaciones católicas, que se acababa de celebrar en aquella
diócesis: "Seguramente no se apartarán tales Asociaciones
de la obediencia debida a la Iglesia ni por los esortos ni por
los actos de los que con injurias e invectivas la persiguen; pero
pudieran ponerla en la resbaladiza senda del error esas opiniones
llamadas liberales, acepta a muchos católicos, por otra parte
hombres de bien y piadosos, los cuales por la influencia misma
que les da su religión y piedad, pueden muy fácilmente captarse
los ánimos e inducirlos a profesar máximas muy perniciosas.
Inculcad, por lo tanto, venerable Hermano, a los miembros de esa
católica Asamblea, que Nos al increpar tantas veces, como lo
hemos hecho, a los secuaces de esas opiniones liberales, no nos
hemos referido a los declarados enemigos de la Iglesia, pues a
éstos habría sido ocioso denunciarlos, sino a esos otros antes
aludidos, que reteniendo el virus oculto de los principios
liberales que han mamado con la leche, cual si no estuviese
impregnado de palpable malignidad, y fuese tan inofensivo como
ellos piensan para la Religión, lo inoculan iFácilmente en los
ánimos, propaganda así la semilla de esas turbulencias que
tanto tiempo ha traen revuelto al mundo. Procuren, pues, evitar
estas emboscadas, y esfuércense en asestar sus tiros contra este
insidioso enemigo, y ciertamente merecerán bien de la Religión
y de la patria".
Ya lo ven nuestros amigos y también nuestros adversarios: todo
lo dice el Papa en esos Breves, particularmente en el último,
que de un modo especial deben desmenuzar y estudiar..