|
LA ECONOMÍA
Si se quita la intención
evangelizadora, la conquista de América aparece -y así se la
querido reiteradamente mostrar- como el caso de un pueblo
poderoso que se enfrenta con pueblos débiles, los vence, los
explota lo mas posible, y de este modo acreciente el patrimonio
de la Corona y las posibilidades mercantilistas de la Metrópoli.
En una concepción semejante, los aspectos religiosos pasan a ser
anecdóticos , o también expresión del "atraso
secular" de España.
La especificidad de la Conquista española resplandece cuando se
la compara
con la colonización británica. Vicente Sierra lo ha señalado
con claridad. Resumamos lo principal de su desarrollo. La
historia nos muestra cómo España incorporó Provincias,
Inglaterra instauró colonias Esto cobra evidencia en algo bien
concreto y hasta sintomático: La colonización inglesa fue
siempre costera, instalando factorías junto al mar, la española
es preferentemente mediterránea. Basta ver el mapa de nuestra
Patria y la ubicación de sus ciudades antiguas, y compararlo con
el mapa político de la India, por ejemplo. Sólo España se
transfundió de veras, penetró las selvas, atravesó las
montañas; a todos buscó para anunciar la buena nueva. La
colonización inglesa no se dirigió al hombre para elevarlo sino
en vista de posibles negocios.
Ello explica por qué Inglaterra, cuando necesito salir de la
metrópoli e iniciar su
política colonial, no intentó transmitir a sus nuevos súbditos
las líneas esenciales de su espíritu y de su cultura, y mucho
menos difundir sus ideas religiosas, por eso durante largo tiempo
no llevó misioneros consigo.
Inglaterra condujo adelante su tarea con ausencia de controles
religioso o éticos, lo que permitió la eclosión de la
mentalidad capitalista: en vez del "justo precio",
noción anclada en la visión tomista y católica, la búsqueda
de gananciales cuanto mas mejor, sobre la base de un nuevo tipo
de ascetismo de carácter laico, basado en el hedonismo. Cuando
Montesquieu, apóstol del liberalismo, sobre el cual tanto
influyeron las ideas británicas, se refiere a la significación
de la actividad colonial., enseña: " El objeto de colonias
es hacer el comercio en mejores condiciones que con los pueblos
vecinos, con los cuales todas las ventajas son recíprocas "
Hay en todo esto un claro influjo de las ideas calvinista, con su
exaltación del trabajo y del consiguiente beneficio. La
obtención de riquezas comienza a ser un fin, e incluso un signo
de predilección divina, mientras que la pobreza es considerada
corro un signo de fracaso, hasta de castigo divino. Por eso no
hay que extrañarse que el desarrollo económico haya sido mayor
en los países protestantes que en los católicos. El espíritu
del capitalismo liberal habría sido imposible con una iglesia
Católica fuerte porque ella nunca considero la economía como un
menester ajeno a la moral. La influencia de la Reforma,
especialmente en su versión calvinista, sobre las ideas
políticas abrió paso el liberalismo económico, y este rompió
el equilibrio de la Cristiandad en pro de la obtención de
ganancias . En adelante el fin primario sería crear y acumular
riquezas.
España ,signada por la Contrarreforma, está en las antípodas
de Inglaterra. La Contrareforma no fue sólo una reacción
negativa contra la herejía, sino la decisión de superar las
tendencias paganizantes del Renacimiento que condicionaban a
vastos sectores eclesiasticos, para restaurar el primado
religioso , una vez liberada la Iglesia de los dos grandes
peligros del momento, la herejía mundanización, enfrentar el
desafío de los tiempos nuevos. Inglaterra y España ,son dos
universos morales. Cuando Inglaterra canta el comercio de
esclavos " que eleva hasta la pasión el espíritu de
empresa comercial, forma excelentes marinos ,, y produce
enormemente dinero", España goza con los Autos
sacramentales. Son dos mundos distintos, quizás con la
diferencia que media entre cosmovisión del mundo moderno y la de
la cristiandad. Por eso mientras Inglaterra disminuye al máximo
los días de fiestas maliciosas, en aras de la productividad,
España castiga severamente a los encomenderos que los violan.
Este diverso concepto de las festividades muestra gráficamente
la diferente manera con que la Reforma y la Contrarreforma
encaran la existencia. Frente a una Inglaterra que en ocasiones
entregó directamente a compañías Comerciales la soberanía
política de las zonas de colonización, España insistió una y
otra vez sobre el justo precio, tratando de poner en contacto
directo al productor y al consumidor. La teoría del justo precio
no es sino la aplicación del carácter evangelizador de la
Conquista al área economía.
No que España se desinterese completamente de la economía.
Porque podría parecer que el hecho de servir un ideal absoluto,
implicase el desprecio por los ideales relativos de riquezas o
placeres con que otros se satisfacen. No fue así ,ya que un
absolutismo que excluyese de sus miras lo relativo y lo
cotidiano, sería menos absoluto que el que logra incluirlos.
Sólo que la visión hispánica consideraba relativo a lo
relativo y absoluto a lo absoluto.
La expresión de Franklin time is money , no debe ser tomada a la
ligera porque en esa concepción del mundo y de la vida, el
tiempo donde el hombre cumple su esfuerzo y ruge el león de la
competencia, debe conducir al "oro" del poder terreno.
Este espíritu es la antítesis de la España tradicional y Lo
contradictorio del espíritu iberoamericano. La futura
declaración de la Independencia (1776) y la imponente expansión
territorial posterior, en buena parte a costa de Méjico(1848),
pone las bases del hijo predilecto de aquella Inglaterra. Si se
piensa que de los 65 firmantes de la declaración de la
Independencia, 53 eran Masones, se comprende por que el mito
iluminista del progreso indefinido con cierto sentido de
soteriología terrena, ha sido y es la médula misma de los
Estados Unidos. Según Ratzinger la democrácia de América está
radicada en la "concepción Protestante del hombre y del
mundo"
Pero volvamos a nuestra comparación entre Inglaterra y España.
Inglaterra y España respondían, por cierto, a las directivas de
sus respectivas metrópolis. Es evidente que de la España de la
Reconquista, de la contrareforma, de los Autos
Sacramentales, del Concilio de Trento, de la Compañía de
Jesús, de Vitoria, no podía surgir una mera colonización
económica sino una misión; así como de la Inglaterra Puritana,
de los saqueos a los bienes de la Iglesia, de los piratas y
corsarios, de la "economía política" , no podía
salir una misión sino una colonización.
Por cierto que tanto Fernando como sus sucesores se preocuparon
también Por importar oro de sus Provincias de ultramar, ya que,
como ordenaba el primero,
" que ningún oro esté allá holgando en ningún tiempo
". Los necesitaban para sus necesidades internas, así como
para costear la misma evangelización y promoción de las nuevas
tierras. Para ello Fernando fundó la Casa de Contratación, pero
en modo alguno la concibió como totalmente independiente de la
realidad espiritual de la España de entonces, de la España de
las Bulas misionales. Cuando en 1511 reunió a los miembros del
Consejo de Indias para referirse a ese tema, se expresó en los
siguientes términos: "Siendo la obligación y cargo, con
que somos Señor de las Indias, ninguna cosa deseamos más que la
publicación y ampliación de la Ley Evangélica , y la
conversión de los Indios a nuestra Santa Fe Católica. Y porque
a esto, como al principal intento que tenemos, aderezamos
nuestros pensamientos y cuidados: Mandamos, y cuanto podemos,
encargamos a los de nuestro Consejo de las Indias, que pospuesto
todo otro respeto de aprovechamiento, e interesse nuestro, tengan
por Principal cuidado las cosas de la Conversión y Doctrina, y
sobre todo se desvelen y ocupen con todas sus fuerzas y
entendimiento en proveer ministros suficientes para ello ... De
manera que cumpliendo Nos en esta parte, que tanto nos obliga, y
a que tanto deseamos satisfacer, los de dicho Consejo
descargarán sus conciencias, pues con ellos descargamos Nos la
nuestra". La posición es clara: hay que ocuparse, como
resulta obvio ,de los problemas económicos, pero ante la labor
misional es Preciso posponer "todo otro respeto de
aprovechamiento e interesse nuestro", pues el principal
"y final deseo e intento" es la conversión y
adoctrinamiento de los indios.
Un caso concreto tipifica dicha tesitura sin equívoco posible.
Cuando en cierta ocasión los cortesanos le dijeron a Felipe II
que la conquista de las Filipinas costaba mucho dinero sin rendir
nada en cambio, el adusto rey repuso:
"Si no bastaren las rentas de Filipinas y de Nueva España a
mantener una ermita, si más no hubiere, que conservara el nombre
y veneración de Jesucristo, enviaría las de España con que
prorrogar el Evangelio ... No se ponga ningún motivo que
toque interesse, sino los más universales". ¿A qué
"universales" se refiere? Lo había dicho poco antes:
"la concesión pontificia de aquellas tierras para
evangelizar" .
Naturamente que no todo fue trigo limpio. Hubo bandidos,
estafadores, mercaderes inescrupulosos, explotadores. Pero, como
escribe Ramiro de Maeztu, "aunque es muy cierto que la
Historia nos descubre dos Hispanidades diversas, que Herriot
recientemente ha querido distinguir, diciendo que era la una la
de Greco, con su misticismo, su ensoñación y su
intelectualismo, y la otra de Goya, con su realismo y su afición
a la 'canalla', y que pudieran llamarse también la España de
Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia,
la verdad es que las dos no sin sino una, y toda la cuestión se
reduce a determinar quién debe gobernar si los suspiros o los
eructos". O Felipe o Felipillo...*
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a
disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y
citando su origen.