Indice de  la Hispanidad, una misión inclonclusa

La política    El desgajamiento de España.

LA HISPANIDAD, Misión Inconclusa, Alfredo Sanz

LA ECONOMÍA

Si se quita la intención evangelizadora, la conquista de América aparece -y así se la querido reiteradamente mostrar- como el caso de un pueblo poderoso que se enfrenta con pueblos débiles, los vence, los explota lo mas posible, y de este modo acreciente el patrimonio de la Corona y las posibilidades mercantilistas de la Metrópoli. En una concepción semejante, los aspectos religiosos pasan a ser anecdóticos , o también expresión del "atraso secular" de España.
La especificidad de la Conquista española resplandece cuando se la compara
con la colonización británica. Vicente Sierra lo ha señalado con claridad. Resumamos lo principal de su desarrollo. La historia nos muestra cómo España incorporó Provincias, Inglaterra instauró colonias Esto cobra evidencia en algo bien concreto y hasta sintomático: La colonización inglesa fue siempre costera, instalando factorías junto al mar, la española es preferentemente mediterránea. Basta ver el mapa de nuestra Patria y la ubicación de sus ciudades antiguas, y compararlo con el mapa político de la India, por ejemplo. Sólo España se transfundió de veras, penetró las selvas, atravesó las montañas; a todos buscó para anunciar la buena nueva. La colonización inglesa no se dirigió al hombre para elevarlo sino en vista de posibles negocios.

Ello explica por qué Inglaterra, cuando necesito salir de la metrópoli e iniciar su
política colonial, no intentó transmitir a sus nuevos súbditos las líneas esenciales de su espíritu y de su cultura, y mucho menos difundir sus ideas religiosas, por eso durante largo tiempo no llevó misioneros consigo.
Inglaterra condujo adelante su tarea con ausencia de controles religioso o éticos, lo que permitió la eclosión de la mentalidad capitalista: en vez del "justo precio", noción anclada en la visión tomista y católica, la búsqueda de gananciales cuanto mas mejor, sobre la base de un nuevo tipo de ascetismo de carácter laico, basado en el hedonismo. Cuando Montesquieu, apóstol del liberalismo, sobre el cual tanto influyeron las ideas británicas, se refiere a la significación de la actividad colonial., enseña: " El objeto de colonias es hacer el comercio en mejores condiciones que con los pueblos vecinos, con los cuales todas las ventajas son recíprocas " Hay en todo esto un claro influjo de las ideas calvinista, con su exaltación del trabajo y del consiguiente beneficio. La obtención de riquezas comienza a ser un fin, e incluso un signo de predilección divina, mientras que la pobreza es considerada corro un signo de fracaso, hasta de castigo divino. Por eso no hay que extrañarse que el desarrollo económico haya sido mayor en los países protestantes que en los católicos. El espíritu del capitalismo liberal habría sido imposible con una iglesia Católica fuerte porque ella nunca considero la economía como un menester ajeno a la moral. La influencia de la Reforma, especialmente en su versión calvinista, sobre las ideas políticas abrió paso el liberalismo económico, y este rompió el equilibrio de la Cristiandad en pro de la obtención de ganancias . En adelante el fin primario sería crear y acumular riquezas.

España ,signada por la Contrarreforma, está en las antípodas de Inglaterra. La Contrareforma no fue sólo una reacción negativa contra la herejía, sino la decisión de superar las tendencias paganizantes del Renacimiento que condicionaban a vastos sectores eclesiasticos, para restaurar el primado religioso , una vez liberada la Iglesia de los dos grandes peligros del momento, la herejía mundanización, enfrentar el desafío de los tiempos nuevos. Inglaterra y España ,son dos universos morales. Cuando Inglaterra canta el comercio de esclavos " que eleva hasta la pasión el espíritu de empresa comercial, forma excelentes marinos ,, y produce enormemente dinero", España goza con los Autos sacramentales. Son dos mundos distintos, quizás con la diferencia que media entre cosmovisión del mundo moderno y la de la cristiandad. Por eso mientras Inglaterra disminuye al máximo los días de fiestas maliciosas, en aras de la productividad, España castiga severamente a los encomenderos que los violan. Este diverso concepto de las festividades muestra gráficamente la diferente manera con que la Reforma y la Contrarreforma encaran la existencia. Frente a una Inglaterra que en ocasiones entregó directamente a compañías Comerciales la soberanía política de las zonas de colonización, España insistió una y otra vez sobre el justo precio, tratando de poner en contacto directo al productor y al consumidor. La teoría del justo precio no es sino la aplicación del carácter evangelizador de la Conquista al área economía.

No que España se desinterese completamente de la economía. Porque podría parecer que el hecho de servir un ideal absoluto, implicase el desprecio por los ideales relativos de riquezas o placeres con que otros se satisfacen. No fue así ,ya que un absolutismo que excluyese de sus miras lo relativo y lo cotidiano, sería menos absoluto que el que logra incluirlos. Sólo que la visión hispánica consideraba relativo a lo relativo y absoluto a lo absoluto.

La expresión de Franklin time is money , no debe ser tomada a la ligera porque en esa concepción del mundo y de la vida, el tiempo donde el hombre cumple su esfuerzo y ruge el león de la competencia, debe conducir al "oro" del poder terreno. Este espíritu es la antítesis de la España tradicional y Lo contradictorio del espíritu iberoamericano. La futura declaración de la Independencia (1776) y la imponente expansión territorial posterior, en buena parte a costa de Méjico(1848), pone las bases del hijo predilecto de aquella Inglaterra. Si se piensa que de los 65 firmantes de la declaración de la Independencia, 53 eran Masones, se comprende por que el mito iluminista del progreso indefinido con cierto sentido de soteriología terrena, ha sido y es la médula misma de los Estados Unidos. Según Ratzinger la democrácia de América está radicada en la "concepción Protestante del hombre y del mundo"

Pero volvamos a nuestra comparación entre Inglaterra y España. Inglaterra y España respondían, por cierto, a las directivas de sus respectivas metrópolis. Es evidente que de la España de la Reconquista, de la contrareforma, de los Autos
Sacramentales, del Concilio de Trento, de la Compañía de Jesús, de Vitoria, no podía surgir una mera colonización económica sino una misión; así como de la Inglaterra Puritana, de los saqueos a los bienes de la Iglesia, de los piratas y corsarios, de la "economía política" , no podía salir una misión sino una colonización.

Por cierto que tanto Fernando como sus sucesores se preocuparon también Por importar oro de sus Provincias de ultramar, ya que, como ordenaba el primero,
" que ningún oro esté allá holgando en ningún tiempo ". Los necesitaban para sus necesidades internas, así como para costear la misma evangelización y promoción de las nuevas tierras. Para ello Fernando fundó la Casa de Contratación, pero en modo alguno la concibió como totalmente independiente de la realidad espiritual de la España de entonces, de la España de las Bulas misionales. Cuando en 1511 reunió a los miembros del Consejo de Indias para referirse a ese tema, se expresó en los siguientes términos: "Siendo la obligación y cargo, con que somos Señor de las Indias, ninguna cosa deseamos más que la publicación y ampliación de la Ley Evangélica , y la conversión de los Indios a nuestra Santa Fe Católica. Y porque a esto, como al principal intento que tenemos, aderezamos nuestros pensamientos y cuidados: Mandamos, y cuanto podemos, encargamos a los de nuestro Consejo de las Indias, que pospuesto todo otro respeto de aprovechamiento, e interesse nuestro, tengan por Principal cuidado las cosas de la Conversión y Doctrina, y sobre todo se desvelen y ocupen con todas sus fuerzas y entendimiento en proveer ministros suficientes para ello ... De manera que cumpliendo Nos en esta parte, que tanto nos obliga, y a que tanto deseamos satisfacer, los de dicho Consejo descargarán sus conciencias, pues con ellos descargamos Nos la nuestra". La posición es clara: hay que ocuparse, como resulta obvio ,de los problemas económicos, pero ante la labor misional es Preciso posponer "todo otro respeto de aprovechamiento e interesse nuestro", pues el principal "y final deseo e intento" es la conversión y adoctrinamiento de los indios.

Un caso concreto tipifica dicha tesitura sin equívoco posible. Cuando en cierta ocasión los cortesanos le dijeron a Felipe II que la conquista de las Filipinas costaba mucho dinero sin rendir nada en cambio, el adusto rey repuso:
"Si no bastaren las rentas de Filipinas y de Nueva España a mantener una ermita, si más no hubiere, que conservara el nombre y veneración de Jesucristo, enviaría las de España con que prorrogar el Evangelio ... No se ponga ningún motivo que
toque interesse, sino los más universales". ¿A qué "universales" se refiere? Lo había dicho poco antes: "la concesión pontificia de aquellas tierras para evangelizar" .

Naturamente que no todo fue trigo limpio. Hubo bandidos, estafadores, mercaderes inescrupulosos, explotadores. Pero, como escribe Ramiro de Maeztu, "aunque es muy cierto que la Historia nos descubre dos Hispanidades diversas, que Herriot recientemente ha querido distinguir, diciendo que era la una la de Greco, con su misticismo, su ensoñación y su intelectualismo, y la otra de Goya, con su realismo y su afición a la 'canalla', y que pudieran llamarse también la España de Don Quijote y la de Sancho, la del espíritu y la de la materia, la verdad es que las dos no sin sino una, y toda la cuestión se reduce a determinar quién debe gobernar si los suspiros o los eructos". O Felipe o Felipillo...*


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