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Aspiraciones de la hispanidad
La Hispanidad, sin
desentenderse del pasado, aspira a trascenderlo con una dinámica
permanente, pensando en la España actual y concreta, con sus
virtudes y defectos; en la nación filipina, enfrentada en una
lucha heroica contra valores extraños a su plasma vital; en las
naciones, grandes o chicas de América, pero orgullosas de su
destino.
Bajo este punto de vista, la Hispanidad supone una auténtica
revolución histórica. Es más que recuerdo, empresa; más que
sentimiento, voluntad de fundación. En la Hispanidad ya estamos
-escribe Mariano Picón Salas-; lo que nos hace falta es su
actuación eficiente, crear -como arguye Sandro Tacconi- un orden
hispánico nuevo; dar forma jurídica -como quiere Martín
Artajo- al conjunto de naciones hispánicas.
Había, hasta la fecha, como una cierta timidez al llegar a este
punto de las conclusiones. Expuesta la doctrina, se estancaba
aquí, como temiendo que alguien se escandalizara ante el anuncio
de un posible encuadramiento formal de la estirpe hispánica.
¿Acaso no sería todo ello una argucia, hábilmente tejida, por
la España del momento que ideara para recobrar su pasada
hegemonía? Más aún, ¿acaso no sería la Hispanidad si se
llegaba a tales consecuencias, un artilugio para exportar de
contrabando cierta mercancía política que puede no gustar o no
ser apta para ciertos ambientes?
Pero hoy, tales reservas, han sido, afortunadamente, sujetadas.
El esquema jurídico en que la Hispanidad cristalice no se
encuentra a priori al servicio de ninguna hegemonía, sino al
servicio perfecto y colectivo de la Comunidad.
De aquí que hoy se prolongue, sin rebozos, dar contenido
plástico a la unión de nuestros pueblos y realizar de algún
modo -como sea, dice Alfonso Junco - su unidad política. Aúnque
la Hispanidad postula una actitud frente a la vida y una forma de
catolicismo y de cultura pretende, como señala Ycaza Tijerino,
una finalidad política. Por eso, el que no tiene conciencia
política no entiende del todo la Hispanidad.
Esta exigencia política de la Hispanidad ha sido y es
irrenunciable y permanente. La idea de una comunidad de naciones
hispánicas -escribe el uruguayo Carlos Lacalle - no ha surgido
de pronto ni la han discurrido en torno de una mesa un grupo de
doctrinarios, sino que ha sido elaborada desde el día siguiente
a la emancipación. *
"ARBIL,
Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el
Foro Arbil
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