XLI.-Si es exageración no reconocer como partido perfectamente católico más que a un partido que sea radicalmente antiliberal. Indice de "El liberalismo es pecado XLIII.-Una observación muy práctica y muy digna de tenerse en cuenta sobre el carácter aparentemente distinto que ofrece el Liberalismo en distintos países y en diferentes períodos históricos de un mismo país.

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XLII Dase de paso una explicación muy clara y sencilla de un lema por muchos mal comprendido, de la "Revista Popular".

 

¿Cómo dejáis, pues, dirá alguno, tan mal parado el lema para muchos dogmáticos, y que tanto ha resonado por ahí: "Nada, ni un pensamiento, para la política. -Todo, hasta el último aliento, para la Religión"

El tal lema, amigos míos, queda muy en su lugar y caracteriza perfectamente, sin menoscabo de las doctrinas hasta aquí expuestas, a la publicación de Propaganda popular que lo escribe cada semana al frente de sus columnas.

Su explicación es obvia, y nace del mismo carácter de la Propaganda popular, y del sentido meramente popular que en ella tienen determinadas expresiones.

Vamos a verlo rápidamente.

Política y Religión, en su sentido más elevado y metafísico, no son ideas opuestas ni aun separadas; al revés, la primera se contiene en la segunda, como la parte se contiene en el todo, o como la rama se contiene en el árbol, para valernos de más vulgar comparación. La política, o sea el arte de gobernar a los pueblos, no es más, en su parte moral (único de que aquí se trata), que la aplicación de los grandes principios de la Religión al ordenamiento de la sociedad por los debidos medios a su debido fin.

En este concepto es Religión o parte de ella la política, como lo es el arte de regir un monasterio o la ley que preside a la vida conyugal, o el deber mutuo de los padres y de los hijos, y por lo mismo sería absurdo decir: "Nada quiero con la política, porque todo lo quiero para la Religión", ya que precisamente la política es una parte muy importante de la Religión, porque es o debe ser sencillamente una aplicación en grande escala de los principios y de las reglas que dicta para las cosas humanas la Religión, que en su inmensa esfera las abarca todas.

Mas el pueblo no es metafísico; ni en los escritos de Propaganda popular se da a las palabras la acepción rígida que se les da en las escuelas.

Hablando en metafísico, no sería entendido el propagandista en los círculos y corrillos donde busca su público especial. Tiene, pues, necesidad de dar a ciertas palabras el sentido que les da el pueblo llano, con quien se ha de entender.

¿Y qué entiende el pueblo de política? Entiende el pueblo por político el Rey tal o cual o el Presidente de la República, cuyo busto ven en las monedas y ven en el papal sellado; el Ministerio de tal o cual matiz que cayó o que acaba de subir; los diputados que andan a la greña formando la mayoría o la minoría; el gobernador civil y el alcalde que le mangonean el tinglado de las elecciones, Ias contribuciones que la hay que pagar; los soldados y empleados que hay que mantener, etc. Eso para el pueblo es la política, y toda la política, y no hay para él esfera más alto y trascendental.

Decir, pues, al pueblo: "No vamos a hablarte de política", es decirle que por el periódico que se le ofrece no sabrá si hay república o monarquía; si trae el cetro y la corona más o menos democratizados este o aquel príncipe de vulgar estirpe o de dinastía Real; si le manda o le cobra o le paga fulano o zutano en nombre del Ministerio avanzado o del conservador; si le han nombrado a Pérez alcalde en lugar de Fernández o si le han hecho estanquero al vecino de enfrente en vez del de la esquina. Y con esto sabe el pueblo que el tal periódico en la segunda, como la parte se contiene en el todo, o como la rama no le hablara de política (que para el no hay otra que ésta) y sí solamente de religión.

Dijo, pues, bien, y sigue diciendo bien a nuestro humilde juicio, la publicación que estampó por primera vez y sigue estampando como programa suyo aquella divisa Nada, ni un pensamiento' etc. Y lo entendieron así todos los que comprendieron el espíritu de la publicación desde el primer momento; y no necesitamos para entenderlo de argucias y cavilosidades. Y la misma publicación se encargó de declararlo, si mal no recordamos, en su primer artículo, donde después de ratificarse en este lema para exponerlo en igual sentido en que le hemos expuesto hoy, decía: "Nada con las pasajeras divisiones que turban hay a los hijos de nuestra patria. Mande Rey o mande Roque, entronícese, si quiere, la república unitaria o la federal, en lo que no moleste a nuestros derechos católicos o no mortifique nuestras creencias, se lo prometemos a fuer de honrados, no le haremos la oposición. Lo inmutable (nótese bien), lo eterno, lo superior a las miserables intriguillas de partido, eso defendemos y a eso tenemos consagrada toda nuestra existencia." Y luego, para más clarearse y para dejar bien definido hasta para los más tontos el verdadero sentido de su frase nada para la política, continuaba así: "Líbrenos Dios, sin embargo, de intentar la más leve censura contra los periódicos sanos, que defendiendo la misma sagrada causa que nosotros, aspiran a la realización de un ideal político tal vez más favorable a la suerte del atribulado Catolicismo en nuestra patria y en Europa. Sabe Dios cuánto les amamos, y cuánto les admiramos, y cuánto les aplaudimos. Merecen bien de la Religión y de las sanas costumbres; son los maestros de nuestra inexperta juventud; a su sombra benéfica se ha formado una generación católica decidida y brillantemente batalladora, que está compensando nuestras aflicciones con abundantes con suelos . Son nuestros modelos, y aunque de muy lejos, seguiremos su huella y el rastro de luz que van dejando en nuestra historia contemporánea.

Así escribía la Revista Popular en 1.° de enero del año 1871.

Tranquilícense, pues, los escrupulosos. Ni lo nuestro de hay contradice a aquello, ni aquello debe modificarse en modo alguno para ponerse en armonía con esto. Al unísono vibran ambas Propagandas. La que dice allí nada para la política, y la que aconseja aquí la defensa práctica de la Religión contra el Liberalismo en el terreno político y por media de un partido político, no son más que dos voces hermanas; tan hermanas, que podrían llamarse gemelas; tan gemelas, como nacidas de una solo alma y de un solo corazón.

 



XLI.-Si es exageración no reconocer como partido perfectamente católico más que a un partido que sea radicalmente antiliberal. Indice de "El liberalismo es pecado XLIII.-Una observación muy práctica y muy digna de tenerse en cuenta sobre el carácter aparentemente distinto que ofrece el Liberalismo en distintos países y en diferentes períodos históricos de un mismo país.