Indice de  la Hispanidad, una misión inclonclusa

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LA HISPANIDAD, Misión Inconclusa, Alfredo Sanz

La política

Asimismo el evangelio impregnó el campo de la política. La política se basa en la amistad. " En Cristo no hay indio ni Griego, bárbaro ni escita, sino solamente la nueva criatura que por el conocimiento de Dios se renueva conforme a la imagen de aquel que la crió " (Col 3,1C).

El caballero-conquistador fue, además, fundador, como ejecutor, más o menos fiel, de España fundadora. El acto de descubrimiento inicial y progresivo implicaba no solamente el fin principal de la evangelización, sino el de la fundación, también progresiva, de un nuevo Mundo. Por eso, desde el principio, en lo inmediato el conquistador, mediatamente España, ejercieron en diversos sentidos un acto fundacional. Fundar viene de fundus, base. Fundar es poner la base, es asentar y también erigir, cimentar sólidamente. Mediante el mestizaje, la erección de ciudades, el establecimiento de las instituciones de gobierno, España funde la polis. Funda en fusión con el mundo precolombino. Fundación es también en este caso, nacimiento de algo nuevo, distinto , original, enraizado en la tradición greco-romana-ibérica y católica sobre lo originario. Por eso no puede negarse a España la maternidad histórica respecto de América.

Las autoridades política, existían allende y aquende el Océano. Dos fundamentales en España, la Case de Contratación de Sevilla (erigida en 1503), que regulaba el despacho de navíos, y el Real Consejo de Indias (fundado en l519), organismo referido tanto a lo civil como a lo religioso. En Indias, los Virreyes; las Reales Audiencias para la justicia; los Gobernadores, que cuando cumplían a la vez funciones militares se llamaban Capitanes Generales, y cuando estas funciones les eran conferidas desde su designación, Adelantados. Por fin los Cabildos, institución de fundamental importancia por su representatividad social. El mismo día de la fundación de una ciudad se creaba el Cabildo (con sus Alcaldes, no más de dos, y regidores, entre 6 y 12). Se trataba, en realidad, del antiguo municipio romano, persistente durante la reconquista de las ciudades españolas y trasplantado a América con el mismo sentido de representatividad política que recuerde al carácter de la antigua polis griega. Pero con una diferencia propiamente "americana": incluía un distrito suburbano inmenso. A pesar de las, vicisitudes, que, a lo largo de la historia, hubieron de sufrir los Cabildos, ellos fueron, en el orden social y político, no sólo la base de las futuras provincias de las naciones iberoamericanas, sino el "lugar" físico, espiritual y moral de toda la vida política, y del "federalismo" americano, heredero del autonomismo de las ciudades de Castilla y Aragón.
Acá viene lo de Hernandarias, un político de la Hispanidad:

El proyecto religioso y cultural de España dejó sus huellas asimismo en el ámbito de la política, logrando entre nosotros una encarnación admirable en la figura de Hernando Arias de Saavedra. España no vaciló en mezclar su sangre con la sangre ardiente del nativo, dando así origen al hombre de la tierra. En nuestra zonas el ejemplo del Adelantado Domínguez Martínez de Irala, el primero en desposar a la india, haciendo respetar la descendencia habida de ella -casó sus hijas con los capitanes más distinguidos de la conquista-, fue seguido ampliamente por sus compañeros. Y así aparecieron las familia,- criollas y mestizas, una nueva aristocracia brotada de la tierra, a cuyos miembros Felipe II no trepitó en conceder el titulo de hidalgos. El nacido de la tierra virgen, heredero de la tradicional caballerosidad española, en constante batallar con la selva y el indio, aprendió a dominar diestramente el caballo, el lazo y las boleadoras; fue ese tipo de hombre sufrido menospreciador de lar cosas materiales, ajeno a la Epidemia del oro. Don Quijote, afirma R. de Maeztu, encontró su Prolongación en Martín Fierro y Don Secundo Sombra. Hernandarias es el representante genuino de este nuevo tipo de hombre. Paraguay fue quizás el. primer lugar de América donde el nacido de la tierra alcanzó a tomar el poder en la persona de Hernandarias. Nació en Asunción, en el año 1560 ,de dos familias de la nobleza hispánica; su padre ,Suarez de Toledo ,pertenecía a la raza de los conquistado; su madre, de Sanabria y Calderón, era una mujer de temple indomable; su hermanastro, don Hernando de trejo, el primer obispo criollo del Tucumán propulsor de la Universidad de Córdoba.
Elegido reiteradamente como Gobernador del Paraguay, tuvo, Hernandarias, el temple de un auténtico conquistador, victorioso en innumerables batallas, con lo que hizo posible la navegación sin sobresaltos desde Asunción hasta el Río de la Plata . Enfrentó así mismo con notable clarividencia arrojo la Penetración portuguesa en Buenos Aires y el Paraguay. Pero fue al mismo tiempo un juez ejemplar. Según la vieja tradición hispánica, la justicia no se reducía como ahora a la aplicación casi automática de determinado artículo de cierta ley a cierto caso concreto, sino que en cada alegato , en cada sentencia los jueces se remontaban a las fuente, mismas de la moral y el derecho. Cada administrador de la justicia se sentía en alguna forma revestido de la dignidad del legislador, porque en cada dictamen apelaba de la letra de la ley al espíritu y propósito que la inspiraron. Habían aprendido de S.Tomás que la ley había de ser justa, y la ley que no es justa no es ley, sino iniquidad. Hernandarias fue un juez de ese estilo, velando por la aplicación de la justicia en todos los campos y particularmente en el ámbito de las encomiendas. Solórzano ha explicado bien lo que realmente fueron las encomiendes, destruyendo la leyenda que quiso contraponer la bondad y abnegación de los misioneros a la codicia y crueldad de los encomenderos. La encomienda fueron nuestro modo de feudalismo,
es decir, una escuela de y de honor, al mismo tiempo que el brazo secular para el adoctrinamiento de los indios. Hernandarias salió al paso de los excesos de algunos encomendero legislando al respecto admirablemente.

Propulso así mismo la cultura y en este sentido fue un verdadero educador. No sólo fundó numerosos colegio, sino que sobre todo trató de elevar al Indio a la vez que contribuyó a su evangelización, colaborando para ello estrechamente con Martín Ignacio de Loyola sobrino de S. Ignacio y obispo de Asunción, y más aún con el Franciscano Fray Luis Bolaños, su amigo predilecto , con quien inició la instalación de los primeros pueblos de indios, labor para la que luego llamó también a los jesuitas, quienes llevarían a cabo esa obra de arte de la pastoral que fueron las reducciones guaraníticas. Gracias a Hernandarias se fundaron numerosas poblaciones , desde S.Ignacio Guazú ,en la actual Paraguay ,hasta Baradero, en la actual provincia de Buenos Aires . Rara era la carta que no insistiera ente el monarca -nada menor que Felipe II, en ocasiones, para que enviara más religiosos en pro de tan ardua labor. Numerosos testimonios certifican que regalaban de su propio pecunio campanas retablos etc. Y al mejor estilo de los señores medievales consideró un timbre de gloria edificar templos para la honra de Dios y la santificación de las almas.

El día en que se adecente nuestra galería de Próceres, Hernandarias figurará allí como uno de los más nobles .Cuarenta años de guerra, en un campo que tuvo por escenario la selva paraguaya y la extensa pampa argentina, recorrida sin descanso, conociendo toda la gema de los sufrimientos físicos, desde lee heridas en el combate, hasta la fiebre del pantano que le desfiguró el rostro y le quitó el sentado de la audición, así como de los sufrimientos morales, desde la critica de conventillo hasta la calumnia de gran nivel. Protector de ciudades, colaboró activamente en la fundación de Buenos aires - no olvidemos- oye estaba casada con la hija de Juan de Garay -, Concepción del Bermejo y Vera de las Siete Corrientes. Defensor celoso de las fronteras frente al agresor portugués, sólo desenvainó su espada para defender las buenas causas; en los Paréntesis de sus luchas no tenia reparos en tomar las herramientas del albañil para colaborar en la construcción de una iglesia, un hospital o una escuela. Ningún personaje de la Conquista reúne con Hernandarias las admirables dotes de la virtud heroica en más alto grado, juntamente con las cualidades distintivas del estadista, Y. todo ello en admirable equilibrio. Fue caudillo, soldado, Gobernador y juez, tan amado que, según se decía en una carta firmada en 1610 por los capitulares de Asunción, "no hay viejo ni mozo que no lo tenga representado en el alma, padre verdadero de la tierra". Un auténtico caballero, encarnación misma de la Hispanidad en el campo político.*


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