XXXIV. -De una señal clarísima por la que se conocerá fácilmente cuáles cosas proceden de espíritu sanamente católico y cuales de espíritu resabiado o radicalmente liberal. Indice de "El liberalismo es pecado XXXVI.-Si es alguna vez recomendable la unión entre católicos y liberales para un fin común, y con qué condiciones.

El liberalismo es pecado, Félix Sardà i Salvany

XXXV Cuáles son los periódicos buenos y cuáles los malos, y qué se ha de juzgar de lo bueno que tenga un periódico malo, y, al revés, de lo malo en qué puede incurrir un periódico bueno.

 

Dado que la corriente, buena o mala, que aplaude o condena una cosa, ha de servirle al católico sencillo de común y familiar criterio de verdad, para vivir al menos receloso y prevenido; y dada que los periódicos suelen ser el medio en que más y mejor se transparenta esta corriente, y a los que, por tanto, hay que acudir en más de una ocasión, puede preguntarse aquí ¿Cuales han de ser para un católico de hoy los periódicos que le inspiren verdadera confianza? O mejor: ¿Cuáles deben inspirarles poquísima, y cuales ninguna?

Primeramente, es claro (per se patet) que ninguna confianza deben inspirarnos tocante a Liberalismo los periódicos que se honran (o se deshonran) con llamarse a sí propios y portarse como liberales. Como hemos de fiarnos de ellos, si son precisamente los enemigos contra quienes hemos a todas horas de prevenirnos, y a quienes hemos de andar constantemente hostilizando! Queda, pues, fuera de toda discusión esta parte de la consulta. Lo que se llama liberal hoy día, ciertamente lo es; y siéndolo, es nuestro formal enemigo y de la Iglesia de Dios. No se tenga en cuenta, pues, su recomendación o aplauso, más que para mirar como sospechoso cuanto en Religión recomienda y aplauda.

Hay una clase, empero, de periódicos no tan descarada y pronunciada, que gusta de vivir en la ambigüedad de indefinidos colores y de indecisas tintas. Que se llama a todas horas católica, y a ratos abomina y detesta el Liberalismo, cuanto a la palabra por lo menos. Es comúnmente conocida por católico-liberal. De esa hay que fiar menos aun, y no dejarse sorprender por sus mojigaterías y pietismos. Es seguro que en todo caso apurado predominará en ella la tendencia liberal sobre la. católica, aunque entre ambas se proponga fraternalmente vivir. Así se ha visto siempre y así debe lógicamente suceder. La corriente liberal es más fácil de seguir, y en prosélitos es más numerosa, y es al amor propio más simpática. La católica es mas áspera en apariencia, tiene menos secuaces y amigos, exige navegar siempre contra el natural corrompido impulso de las ideas y pasiones. En un corazón ambiguo y vacilante, como son los tales, es, pues, regular que ésta sucumba y aquélla prevalezca. No hay que fiar, pues, en casos difíciles de la prensa católico-liberal. Más aún. Tiene el inconveniente de que su fallo no nos sirve tanto como el de la otra para formularnos prueba contradictoria, por la sencilla razón de que este su fallo no es absoluto y radical en nada, y sí por lo regular acomodaticio.

La prensa buena es la prensa íntegramente buena, es decir, la que defiende lo bueno en sus principios buenos y en sus aplicaciones buenas. La más opuesta a lo reconocidamente malo, opposita per diametrum, como dice San Ignacio en el libro de oro de sus Ejercicios. La que está al lado opuesto de las fronteras del error, la que mira siempre frente a frente al enemigo, no la que a ratos vivaquea con él, o no se opone más que a determinadas evoluciones suyas. La que es enemiga de lo malo en todo, ya que lo malo es malo en todo, aun en aquello bueno que por casualidad puede consigo traer alguna vez.

Y vamos a hacer una observación para explicar esta nuestra última frase, que a muchos parecerá atrevida.

Suelen a veces periódicos malos tener algo bueno. ¿Qué ha de pensarse de esto bueno que tienen alguna vez los periódicos malos? Ha de pensarse que no les hace dejar de ser malos, si es mala su intrínseca naturaleza o doctrina. Antes esto bueno puede, y suele ser, añagaza satánica para que se les recomiende, o por lo menos se les disimule, lo malo esencial que traen en sí. No le quitan a un ser malo su natural maldad ciertas cualidades accidentalmente buenas. No son buenos un ladrón o asesino, por más que recen cualquier día un Ave María o le den a un pobre una limosna. Malos son a pesar de estas obras buenas, porque es malo el conjunto esencial de sus actos. Es mala la tendencia ordinaria de ellos. Y si de lo bueno que hacen se sirven para más autorizar su maldad, viene a hacerse malo por su fin, hasta aquello mismo que en sí sería ordinariamente bueno.

Al revés, sucede que periódicos buenos incurren alguna vez en tal o cual error de doctrina, o en algún extravío de pasión, y hacen efectivamente algo que no se les puede aprobar. ¿Han de llamarse por esto malos? ¿Han de reprobarse como tales? No, por análoga, aunque inversa razón. Lo malo en ellos es accidental; lo bueno es lo sustancial y ordinario. Un pecado o algunos no hacen malvado a un hombre, sobre todo si protesta no quererlos, con el arrepentimiento o la enmienda. No es malo más que el que a sabienda y habitualmente lo es, y protesta querer serlo. Angeles no lo son los periodistas católicos, ni mucho menos, sino hombres frágiles y miserables y pecadores. Querer, pues, se les condene por tal o cual error o por tal o cual indiscreción o destemplanza, es tener de lo bueno y de lo virtuoso un concepto farisaico y jansenístico, reñido con todos los principios de sana moral. Si se ha de juzgar de esta suerte, ¿qué institución habría . buena y digna de estima en la Iglesia de Dios?

Resumen: Hay periódicos buenos y hay periódicos malos. Con estos deben sumarse los ambiguos o indefinidos. No le hacen bueno al malo algunas cosas buenas que tenga, ni le hacen malo al bueno algunos defectos y aun pecados en que incurra. Si sobre estos principios juzga y falla lealmente el buen católico, rara vez se equivocará.

 



XXXIV. -De una señal clarísima por la que se conocerá fácilmente cuáles cosas proceden de espíritu sanamente católico y cuales de espíritu resabiado o radicalmente liberal. Indice de "El liberalismo es pecado XXXVI.-Si es alguna vez recomendable la unión entre católicos y liberales para un fin común, y con qué condiciones.